Aunque a menudo se utilizan como sinónimos, el interiorismo y la decoración son disciplinas complementarias pero distintas. El interiorismo aborda aspectos estructurales y funcionales de los espacios, modificando la distribución, aprovechamiento y circulación para optimizar su uso.
Por otro lado, la decoración se centra en embellecer espacios ya construidos mediante elementos estéticos como textiles, iluminación, accesorios y mobiliario. Se podría decir que la decoración es la capa final del interiorismo.
INTERIORISTA
Puede realizar cambios estructurales, redistribuir espacios y planificar reformas. Combina conocimientos de arquitectura y diseño para transformar completamente un espacio.
DECORADOR
Trabaja con elementos no estructurales: mobiliario, textiles, accesorios y acabados estéticos. Optimiza ambientes ya construidos sin modificar su estructura básica.